Posteado por: BOX8 | 22 junio 2009

SUMISIÓN, PERTENENCIA Y AMOR (según Francisco Pereña)

Dice el psicoanalista Francisco Pereña:

 
 ” (…) la sumisión se confunde con el poder, y la humillación pasa a ser moneda de cambio de una pertenencia. Sin ella, la pertenencia carece de consistencia. Esta mujer, sin embargo, no puede olvidar; aún busca en su pareja la protección y le asalta a la vez el mismo temor a ser maltratada o abandonada, o maltratada y a la vez abandonada. No sabe qué hacer. Apenas comienza a comprender que su pareja la necesita pero no la ve, que el hombre suele necesitar esa dependencia pero no confesarla, que ha de ser ella la que cargue con ser la portadora de la dependencia; que es ella la que aparece como quien quiere y necesita, no él, que él tiene la imperiosa necesidad de no reconocer la propia dependencia de ella (…) (Si esa mujer) está advertida, puede quizá darse más cuenta de que pretender de ese hombre una certificación de amor y de pertenencia únicamente lo podría conseguir creando un vínculo exclusivo de culpa, y esa mezcolanza de culpa y reivindicación es un infierno. Tal vínculo es una atadura cruel que consolida la dependencia (del varón), agresiva y asustadiza.
Una dependencia en la que no gobierne el amor (…) está condenada a ser exclusivo e
scenario fantasmático del poder y la sumisión sadomasoquista.»  
 
(F. Pereña, Soledad, pertenencia y transferencia, Madrid: Síntesis, 2006)
 
————————

No todo vale por afecto o amor. Lo difícil para muchas mujeres es la necesidad que sentimos de tener ese lugar en el otro, esa pertenencia que te da el amor, y no obtener esa “certificación” por parte de un cierto tipo de hombre que sólo la otorgará si es manipulado a través de la culpa, de la victimización, o de la hipocondría, que sabemos que lo paralizará, lo someterá y lo atará (infelizmente) a nosotras. Actitudes innobles e indignas que no somos capaces de mantener, porque eso no fomenta el amor sino el sometimiento de un súbdito que estaría en el fondo lleno de rencor, porque valoramos y respetamos demasiado la libertad propia y ajena para hacerlo, porque sabemos que eso sólo nos hará infelices a todos; porque, en definitiva, nos repugna. Es una situación de enorme dificultad. Creo que precisamente por negarnos a establecer un vínculo insano (que el propio Pereña describe como un lugar desolado y atormentado donde la demanda de incondicionalidad está hecha de “exigencia y atosigamiento” que crean una relación sin vida basada en “el temor y la culpa” que acaba con el amor e incluso con el deseo sexual) en lugar de ser premiadas y reconocidas, con frecuencia seremos muy poco cuidadas, precisamente por no manifestar claramente nuestra demanda y desear a la vez, desesperadamente, que el otro cambie, ignorando que somos nosotras las que hemos de movilizar algo y preservarnos. Si esto es inmodificable, aunque haya una correcta terapia psicoanalítica, con un hombre incapaz de mantener relaciones no-patológicas, que nunca reconocerá lo mucho que nos necesita ni actuará en consecuencia, y que está convencido de que simplemente le pertenecemos (con el descuido que esto conlleva) porque le somos necesarias, y con nosotras incapaces de exigir, o incluso de pedir, pero necesitando salvajemente pertenecer y que el otro certifique su supuesto amor, la salvación, en estas relaciones patologizadas,  pasa irremediablemente por el alejamiento por parte del individuo menos enfermo de los dos, ya que todo esto no habla de únicamente de nuestra discapacidad, sino de la mezquindad del otro, de la que hay que huir. La privación no puede ni debe ser la única manera de relacionarse y amar.



Respuestas

  1. El concepto de sumisión dentro de la pareja es complejo y el problema radica precisamente en lo que dice Pereña al comienzo del texto citado «la sumisión se confunde con el poder». Evidentemente cuando se establece una relación de amor hay una pérdida del propio narcisismo en favor del otro, pero esta pérdida ha de ser recíproca y alternativa entre los dos miembros del binomio. Cuando esta donación, este regalo de una parte del yo, por amor, hacia el otro,sólo se establece en una dirección es cuando se confunden los términos y se produce la humillación, el miembro de la pareja que recibe considera dicho regalo como producto de su fuerza y poder y no como elemento necesario para que se establezca una relación amorosa.

    Cuando al hombre (o mujer) le cuesta aceptar que él también depende de ella-él, es porque (y esto hay que aceptarlo) no tiene seguros sus sentimientos; cuando hay verdadero amor no se puede provocar la humillación del otro, sólo los auténticos cobardes y mezquinos pueden sentir placer al ver que «ese» al que se dice que se ama, al mismo tiempo se humilla para poder conseguir ser amado.
    El mayor de los desequilibrios sucede en casos en que el hombre es absolutamente narcisista y la mujer creída de una fuerza especial, dona y dona hasta que su propio yo queda menospreciado, minusvalorado en términos de pérdida completa de autoestima.

    Por eso y como muy bien dice el texto al final » Una dependencia en la que no gobierne el amor, está condenada a ser exclusivo escenario fantasmático del poder y la sumisión sadomasoquista.»

    Me gusta

  2. Releo hoy 27 de marzo de 2010 el fragmento que escribí hace casi un año y siento la necesidad de puntualizar lo siguiente: algo en el texto de Pereña me expulsa ideológicamente ya que parece plantear que una mujer «advertida» de la situación que él describe, sólo es capaz de defenderse creando una culpa infernal en el Otro, como si no hubiera otra posibilidad. Por otro lado, tras meses de reflexión personal, he llegado a la conclusión de que si «por negarnos a mantener un vínculo insano» y manipulador sólo recibimos maltrato del Otro, es porque ese Otro es mezquino y cruel. Entre el premio y el castigo que yo mencionaba, veo ahora que hay muchas otras posibilidades; y que no por no querer jugar a la pantomima de la debilidad, la hipocondria, la dominación etc. para someter a un hombre que nos «cuide», debemos exponernos a la degradación, el maltrato y la crueldad. Que debemos preservarnos de los mezquinos que se aprovechan de nuestra generosidad para con ellos. Y que si lo hacen, eso sólo habla de su indignidad, no de la nuestra.

    Me gusta

  3. Y cuando tu eres la mala como en mi caso yo soy la que siempre lo humillé y le dije que no lo queria. cuando no era cierto pero no lo podia aceptar ante los demas ya que yo siempre lo dejaba mal con todo el mundo y ahora que el intento con alguien mas no duró porque yo no lo permiti me siento morir, siento que muero de amor y quisiera ahora si aceptarlo frente a todo el mundo y que el me aceptara pero ya no quiere dice que ya no siente nada por mi y ya no se que hacer no duermo no puedo ni comer la comida me da asco y estoy bajando de peso de manera impresionante siento que me muero y no se que hacer.

    Me gusta

  4. CREO QUE LA SUMISION ES UNA DE LAS CAUSAS DE LA DESTRUCTIVIDAD, Y QUE POR LO TANTO SER LIBRE ES NO SOLO UN DEECHO , SINO UN DEBER.

    Me gusta

  5. hola , dentro de una opinion constructiva opino que la sumisión en la intimidad de la pareja,( algo que estoy empezando a descubrir y me parece excitante) no interfiere en la convivencia con respeto en la vida común. son cosas diferentes . por descontado que los derechos son los mismos sea cual sea tu genero, pero el rol que eliges dentro del circulo interior de la vida en común no tiene que ser de igualdad al 100 % 100 . A mi x ejemplo me excita ser el amo en el sexo pero en el dia a dia prefiero la igualdad. es mas prefiero que me dirijan ,en los aspectos cotidianos de la vida ( que seguro que la dirigen mejor que yo jajajaj) bueno , solo es un punto mas de vista

    Me gusta

  6. La sumisión a la que se refiere este post no tiene nada que ver con los disfraces o roles que uno se calce dentro de la intimidad sexual de la cama. No hay contradicción. Gracias por comentar.

    Me gusta


Deja un comentario

Categorías