REFLEJOS EN ESPEJO CONVEXO

El Parmigianino, "Autorretrato en espejo convexo". Kunsthistorisches Museum, Viena.

El Parmigianino, "Autorretrato en espejo convexo". Kunsthistorisches Museum, Viena.

 
Como hizo el Parmigianino, la mano derecha 
más grande que la cabeza, adelantada hacia el espectador 
y replegándose suavemente, como para proteger 
lo que anuncia (…) 
Dice Vasari: «Francesco se puso un día 
a sacarse su retrato, y se miró con ese propósito 
en un espejo convexo, como los que usan los barberos… 
Para ello mandó a un tornero que le hiciera 
una bola de madera, y tras partirla por la mitad y 
reducirla al tamaño del espejo, con gran arte 
se puso a copiar cuanto veía en el espejo», 
principalmente su reflejo, del que el retrato 
es el reflejo una vez quitado (…) 
El alma se asienta. 
Pero ¿hasta dónde puede salir por los ojos flotando 
y aún regresar a su nido a salvo? Al ser la superficie 
del espejo convexa, la distancia aumenta 
significativamente; es decir, lo bastante para apuntar 
que el alma es un cautivo, tratado humanitariamente, mantenido 
en suspenso, incapaz de avanzar hasta mucho más allá 
de tu mirada cuando intercepta el cuadro (…) 
Pero hay en esa mirada fija una combinación 
de ternura, diversión y pesar, tan poderosa 
en su contención que uno no puede mirar mucho tiempo (…) 
 

(John Ashbery, fragmentos de Self-Portrait in a Convex Mirror, trad. Javier Marías) 
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30 de mayo, 2009 

ARBOL PARAISO 
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3 de junio, 2009 
Hoy me he dado cuenta de que ya no siento miedo y algo, duro como un nódulo, se ha disuelto dentro de mí. 

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19 de junio, 2009
 
«Bien, tú has querido, con tu propia obstinación, que hayamos acabado por llegar a una situación que bien podría y debería haberse evitado y que es para ambos igualmente indeseable. Bien lo sabías o lo adivinabas la primera vez; mejor lo supiste y hasta corroboraste la segunda vez; ¡y a despecho de todo te has empeñado en volver a una tercera! ¡Sea, pues! ¡Tú lo has querido! Ahora te irás como las otras veces, pero esta vez no volverás jamás. Ya no es por asesino. Tampoco es por ladrón. Ahora es por lobo.»
 
(Rafael Sánchez Ferlosio, El reincidente)
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  3 de julio, 2009
 
(Poema al padre/al marido, ambos muertos)
 
Me he resistido durante años a escribirte como si pudieras oírme. Con mi padre ha sido diferente: él y yo siempre mantuvimos una especie de retórica el uno con el otro, una batalla; no importaba que uno de nosotros estuviera vivo o muerto. Contigo… he tenido el deseo de proteger tu existencia no usándote como tema de poesía o para reflexiones trágicas, dejándote existir en el alma de aquellos que tenían razones para echarte de menos, a tu manera, o a la suya, no a la mía. Los vivos, especialmente los escritores, nos proyectamos terriblemente. Odio la forma en que se utiliza a los muertos…. Por eso quiero hablarte ahora. Para decir: nadie que intente responsabilizarse de su identidad tiene por qué estar tan solo. Debe haber gente entre la que podamos sentarnos y sollozar, y que aun así se nos siga considerando guerreros. (Te ato este extraño y colérico paquete con amor.) Yo creo que tú pensaste que no había tal lugar para ti y quizás no lo había entonces; quizás ahora sí lo hay, pero tendremos que crearlo nosotros, nosotros que queremos poner fin al sufrimiento, que queremos cambiar las leyes de la historia, porque de lo contrario nos sacrificaremos a nosotros mismos.
(Adrienne Rich, «Orígenes, XVIII», fragmento, Your Native Land, Your Life, mi trad.)
 
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29 de julio, 2009
 
LUGARES A SALVO – SAFE PLACES

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(Y además: AMPARO, GEORG, ALEX, MELÓN, MJ, ISABEL, PALOMA B., VICTOR – que perdió su «Elegía del perro» – JUANPE, CRISTINA G.B., TOÑI, ISABEL NOGUEIRA, LOURDES – cuyo bebé nacerá en invierno – MAITE, LALY,  LOURDES FDEZ., NATIVIDAD, MINA , V.M. y más) 
Mi hija me demanda una seguridad que no siempre tengo. ¿Qué puedo decirle yo? En medio de los túneles por los que deambulamos, todos buscamos un refugio amable, un sitio seguro donde anidar. Todos sentimos el anhelo de ser amados y aliviados en el cuerpo de otro, de que se acepte y se cuide nuestra vulnerabilidad, porque todo es hambre. El corazón no es sólo una viscera de 600 gramos; es la metáfora de mucho más. Como en la amistad no caben pactos firmados, todo es libre. La unión tiene mucho de amor fou, de locura; es voluntaria e indómita, pero tiene que ser siempre de doble entrada o no vale. Debe haber disponibilidad. Si además de eso el amigo nos ofrece libremente su incondicionalidad, entonces debemos celebrar este regalo que la vida no presenta muchas veces. No existe otro lugar más seguro, un refugio antiaéreo más a salvo que la amistad. En ese afecto crecemos, no importa la edad que tengamos. Y cuando algunas veces ese puente que tendemos sobre el vacío se suelta y creemos por un momento de pánico que caemos al abismo, hay que dar como sea ese salto necesario, como si fueras uno de Matrix, para llegar al otro lado. Espero que mi hija pueda reconocer cuando sea adulta la mujer que ha sido su madre, sus decisiones imperfectas, sus errores, su fe en la vida y en la amistad que a veces la ha llevado, precisamente por esa convicción de que siempre hay que luchar por lo que una cree que vale la pena aunque luego todo haya resultado ser un tremendo error, a situaciones difíciles. 
Querida Marina, con todas estas personas he construido yo mis lugares a salvo. Todas ellas (y bastantes más que no aparecen aquí) me han sostenido y, como ves, en ellos siempre estás tú. Y yo te ayudaré – si puedo – a empoderarte. 
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30 de agosto, 2009 
 

DIA DE CUMPLEAÑOS (16 de agosto) 
Parafraseo a A. Rich: la luz es crítica en este año crítico (cuarentaytantos) de mi vida. La luz me critica. E ilumina esquinas de mi vida. 
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En los canales internacionales, la RAI Due emite un concierto fabuloso de Riccardo Cocciante en Verona, ante miles de personas que cantan con él su «Margherita». Es increible escuchar esta canción – que habla del silencio – que me ha acompañado toda la vida, después de tantos años sin oirla, en Bagan (Birmania). Siento un escalofrío que no puedo atribuir sólo al aire acondicionado. Es un regalo especialísimo y casual en este crítico día.  
 
Io non posso stare fermo
con le mani nelle mani,
tante cose devo fare
prima che venga domani…
E se lei già sta dormendo
io non posso riposare,
farò in modo che al risveglio
non mi possa più scordare.
 
Perché questa lunga notte
non sia nera più del nero,
fatti grande, dolce Luna,
e riempi il cielo intero…
E perché quel suo sorriso
possa ritornare ancora,
splendi Sole domattina
come non hai fatto ancora… 
E per poi farle cantare
le canzoni che ha imparato,
io le costruirò un silenzio
che nessuno ha mai sentito…
Sveglierò tutti gli amanti
parlerò per ore ed ore,
abbracciamoci più forte
perché lei vuole l’amore. 
Poi corriamo per le strade
e mettiamoci a ballare,
perché lei vuole la gioia,
perché lei odia il rancore,
poi con secchi di vernice
coloriamo tutti i muri,
case, vicoli e palazzi,
perché lei ama i colori,
raccogliamo tutti i fiori,
che può darci Primavera,
costruiamole una culla,
per amarci quando è sera. 
Poi saliamo su nel cielo
e prendiamole una stella,
perché Margherita è buona,
perché Margherita è bella,
perché Margherita è dolce,
perché Margherita è vera,
perché Margherita ama,
e lo fa una notte intera. 
Perché Margherita è un sogno,
perché Margherita è sale,
perché Margherita è il vento,
e non sa che può far male,
perché Margherita è tutto,
ed è lei la mia pazzia.
Margherita, Margherita,
Margherita adesso è mia, 
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14 de octubre, 2009 

ANTE EL DOLOR DE HELENA (recuerdo clínico: verano del 2009) 
Helena von Aromsteim había sido mi paciente años atrás. Cuando la volví a ver acudía a mi consulta en un estado de conmoción y tristeza que me impresionó. Durante algunos meses en el diván, Helena fue dedicándose a decir su dolor, su desamparo, su profundo espanto, su asco. Mi vínculo con ella se reducía a poder ser débiles juntos: ella fulminada por la decepción – una decepción que tenía un carácter marcadamente regresivo y, por tanto, de consecuencias muy dolorosas e inesperadamente bloqueantes – y yo, sin dominio aparente sobre ese dolor, me limitaba a acompañarla, al menos en las primeras sesiones.  
Helena era una mujer intuitiva y observadora a la que preocupaba el vacío libidinal de su cuerpo tan desvitalizado en aquel momento; su sensación de envilecimiento, su rechazo a su propia feminidad. Se sentía quebrada por dentro, enajenada de sí misma, casi como un autómata  – un cuerpo sin órganos – que escondía ante todos su derrumbe interior. A lo largo de las sesiones, reflexionando y recordando, mi paciente fue elaborando su duelo por sí misma y esta elaboración, al ser dicha en sus palabras, le fue permitiendo poco a poco ir saliendo de un túnel donde, según sus palabras, sólo había muerte; donde un enfermo la había metido atrayéndola al abismo de su palabra mentirosa. A través de sueños en los que la mirada, los ojos, tenían una enorme importancia, pudo escuchar por fin claramente su inconsciente, que durante mucho tiempo la había ido advirtiendo de la impunidad, la falta de afecto y la crueldad del otro sin que ella, obstinada, le hiciera caso. Su lucidez traía consigo la muerte de la fe en el otro y de la inocencia – algo a lo que mi paciente le costaba renunciar – pero también la convicción de que había que huir a toda costa de un túnel sin luz que el otro había recubierto por dentro de un goce sacrificial sadomasoquista mortífero y paralizante, victimización y crueldad, soberbia, cobardía, vanidad, tics pequeñoburgueses, falsedad, autoengaños, mezquindades, soledad y tanta, tanta falta de vida, tanto narcisismo, tanto recorte de la realidad a la que no se conecta ningún afecto para así forcluirla mejor, tanta necesidad de controlar y someter a los indefensos como compensación a su propio sometimiento y a su herida narcisista, tanto error – y terror. 
Atiendo a Helena von Aromsteim un día a la semana. Y espero ayudarla. No tengo la menor duda de que Helena, una mujer con un entorno sano y con recursos propios, saldrá adelante. Sin duda. Noto que mi paciente está elaborando la situación a través de sueños muy elocuentes, y que ya se ha alejado de esa escena fantasmática de crueldad pues percibir las artimañas teatrales y entrenadas del otro, ayuda sin duda a alejarse, a sentir que sólo se presencia un vodevil grotesco con un final ya predeterminado (para liberarse hay que entender; para entender hay que ver). Y porque, entre otras cosas, Helena está harta de sostener y embellecer a otros como una constante en su vida. Pero también sé que no olvidará este daño, la inmisericorde crueldad con que la trataron para mantener el dominio sobre ella, cosificándola como un objeto «a-ti-borrante» más de la colección para anularla como un Otro que generaba un imposible, una falta movilizada por un deseo que no se podía soportar. Helena ha subjetivizado, ha aprendido y está en vías de curación, pero ya no será la misma de antes porque las personas que han sido profundamente heridas saben que siempre podrán sobrevivir.  
(V.M.) 
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19 de octubre, 2009 
 

HABLA HELENA 
¿Se puede sobrevivir? Sin duda, siempre se puede. Requiere constancia. Y fuerza. Pero se consigue. El primer paso es VER: ser consciente de las artimañas a los que algunas personas nos someten, abrir los ojos a lo repugnante para poder escapar de esa escena, por doloroso que esto sea; ver que el error fue apresurarnos al seguir una palabra que resultó ser falaz; nuestra ceguera; el anhelo que pusimos en todo, que sólo fue nuestro ya que el otro poco o nada aportó; nuestra colocación en el lugar del objeto que encarna el deseo del Otro a costa incluso del nuestro. Aceptar que se ha sentido una angustia masiva cuando ese Otro nos deja caer en el abandono silencioso de la cobardía y nos vemos en medio de un vacío (que también llevamos en ese momento dentro) que no se llena con nada. Y que ese vacío no lo provoca la ausencia del Otro sino nuestro ser pulsional que busca alojarse en otro cuerpo y sólo encuentra el desamparo de la indiferencia que retorna a nosotras como una falta gigantesca que necesita ser llenada. Y poder ir distinguiendo poco a poco que ésa no es la falta que genera el amor o el afecto. Que el amor y el deseo abren otra clase de heridas. Que ésa no era la falta que yo sentí tanto tiempo.

 Ahora, yo, sin venda; él, sin careta. Mi espanto; su obscenidad. Mi sorpresa (que todavía me golpea a veces, aturdiéndome) ante su mezquindad e inelegancia, su cobardía y maldad. Mi deseo de no presenciar lo lamentable, de no ver nada más pues todo es ya más que suficiente, y un sentido estético, me hacen soñar con otros horizontes, otra geografía. Siento un deseo brutal de alejarme, de no compartir el mismo oxígeno, de no ver esa sonrisa manipuladora y vacía que alimenta su autoimagen. 
Echo increiblemente de menos estar lejos, en otro país, con otro sol, otra temperatura, otra gente. Y huir de esta vulgaridad mezquina y enferma. Tan escabrosa. Cada noche, al meterme en la cama imagino lugares en los que he estado y sido feliz. Son mis lugares a salvo. Y eso me reconforta y me alimenta. Y entonces sé que estoy a punto de curarme de mi propio asco. 
Dice Lacan que lo no dicho, no existe. No existe subjetivamente, añado yo, porque la realidad es tozuda y resurge implacable. Por eso escribo aquí y ahora, como Philomela, la de la lengua amputada para que no pudiera delatar a los causantes de su deshonor. Talking cure

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13 de enero, 2010
 
RECUERDO
 
Recuerdo lo mucho que a mi hermano y a mí nos gustaba esta canción. Compramos el LP en la tienda de LOS SÓTANOS de la Gran Vía. Estábamos recién salidos de la adolescencia.
 
 
 «I sleep to dream» – duermo para soñar. 
 
  
 Ahora, prefiero a Martin Gore cantando HOME, como en el mítico concierto de DEPECHE del 17 de noviembre en Madrid. Mis hermanos y mi amiga MJ también estuvieron allí, conmigo. 
 
 
And I thank you for bringing me here 
for showing me home 
for singing these tears. 
Finally I ‘ve found that I belong here. 
Feels like home. 
I should have known  
from my first breath. 

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12 de febrero, 2010

MUSSOLINA / MUSELINA: UN SUEÑO DE LA SRA. HELENA VON AROMSTEIM

La señora Von Aromsteim ha tenido un extraño sueño que comenta a su psicoanalista, el paciente hombrecito: Conduce su coche ataviada con un elegante y algo cursi vestido gris-acero de muselina con volantes (al verbalizarlo, dice «mussolina» en vez de muselina, fallido que no se le escapa a su avezado psicoanalista que más tarde la obliga a reflexionar sobre ello). El vestido le resulta extraño; transmite una especie de feminidad hipertrofiada que no es para nada su estilo, mucho más rockero. Se da cuenta de que al fumar mientras conduce se va a quemar el vestido y, efectivamente, así sucede. Cuando aparca el coche ve que los volantes de abajo, cerca de la rodilla, están quemados y que el vestido tiene un desgarrón, pero despreocupadamente sale del coche pues está segura de que nadie lo va a notar.

Helena reflexiona en el diván intentando dar respuesta a muchas preguntas: ¿Por qué un Mussolini la ha obligado – ¡a la orden! – a ponerse un vestido tan típicamente femenino y tan ajeno a su gusto? ¿A quién obedece jugando así a encarnar una feminidad tan estándar? Siente un escalofrío al pensar que quizás va por la vida disfrazada de algo que no le gusta, de otra mujer que no acaba de ser ella,  y que aunque es ella misma quien lesiona y rompe ese atuendo tan postizo, está relajada al saber que nadie lo notará… ¿Que nadie notará qué? ¿El desgarro? ¿Por qué lo oculta? ¿Qué precio interno paga para que nadie note que ese falso atavío es un disfraz, tan dañado ya? ¿Por qué finge ser algo sumiso y femenino cuando su interior es tan cimarrón? Mañana reflexionaré sobre ello, se dice Helena, que por un momento se siente una Escarlata O’Hara madrileña.

Al salir, el frío le enrojece la nariz, pero decididamente se encamina a recoger las entradas que tiene reservadas para el concierto de Richard Hawley, ese rockero de Sheffield tan aparentemente bronco que esconde dentro una delicadeza tan sutil. ¿No es casual? La señora von Aromsteim sonríe pensando que quizás Hawley sueña también con vestidos de mussolina de volantes que quema antes de llegar al concierto en la Heineken.

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 2 de mayo, 2010

BUSCÁNDONOS A NOSOTROS MISMOS

  
Andábamos los Diletantes  y Casilda buscándonos a nosotros mismos
 
nos buscamos
 
necesitamos encontrarnos
casi recompensamos a quien dé noticias de nosotros
 
 
y buscándonos en google, buscándonos, 
 
en esa desesperada búsqueda de nuestro ser-en- los-otros
 
buscando nuestra esencialidad en la mirada de los otros, puros reflejos espejados,
 
necesitamos buscarnos, saber de nuestra incierta exitencia,
 

reafirmar nuestra identidad,

en la afirmación que de nosotros den los otros.

 
y es un deseo de saber, de saber de nosotros,

de saber que dejamos huella en el cosmos

¡Oh, google search! ¿qué sería de nosotros sin ti? ¿cómo sobrevivir sin ti?
 
 
en este maremagnum de identidades fluctuantes
 
tbs=blg:1&q=%22sociedad%20diletantes%22&start=20&sa=N
 
 
te invocamos, nosotros, los pobres desconocidos
 
 que nos buscamos a nosotros mismos,
anhelantes, desbocados autobuscadores,
siempre al acecho de cualquier tag,
comment, link, cualquier indicio de que SOMOS.
ten piedad de nosotros, google search
 
senos propicio en esta hora oscura, 
 
en este acabamiento de los seres



Aviso: Su búsqueda no ha tenido resultado
 

 (Texto de Casilda García Archilla y la Sociedad de Diletantes S.L. )

 

¡Cómo nos buscamos todos en la mirada de ese Otro que hemos elegido para que nos reconozca y nos devuelva un reflejo amable de nosotros surgido de ese espejo! A veces, el reflejo proviene de un espejo convexo, y la imagen que así se forma está ligeramente deformada, la distancia aumenta notablemente; y, como siempre, la izquierda es la derecha; y la derecha la izquierda. Nada es nunca lo que parece. Y ese Otro, al que encumbramos a una posición omnipotente, resulta ser sólo un inhóspito buscador, un google search, que poco nos reconforta en este vacío de la vida/red, transparente y fría. GRACIAS CASILDA.
 
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28 de septiembre, 2010
 
«QUIERO VERTE» O LA SRA. VON AROMSTEIM TOMA UNA DECISIÓN
 
Helena von Aromsteim se siente liberada hace tiempo y hoy, con el sol y el aire otoñal dándole en la cara, particularmente feliz. Atrás quedaron ya hace tiempo aquellas vivencias que le causaron tanto desasosiego. Ahora es emocionalmente consciente de que el horror que presenció no tiene que ver con ella, que nada de ello la salpica. Que ella es ella, y está limpia. Que puede mantener la cabeza alta y sonreir, y burlarse de las tórpidas maniobras de los que  malviven en un estercolero. Y que ahora es el momento del cuerpo ya que no puede seguir cubriendo con más ropajes la pura fisicalidad de las cosas, cuando los cuerpos de una mujer y de un hombre se atraen y se desean. Que no puede negar que cuando vió su mirada franca y le oyó dirigirse a ella diciendo con un acento extraño y seco «Quiero verte», algo dentro de ella se estremeció con sorpresa y, fruto de las intrépidas sesiones de terapia con su perseverante psicoanalista, el hombrecito de mirada sólo aparentemente distraida, supo que ese hombre, extranjero y prácticamente desconocido, se enfrentaba a su castración de la manera correcta,  como un hombre se la juega ante una mujer, no como tantos otros que se protegen y no son capaces, y dan rodeos, y te enmierdan en su miedo y, finalmente, para liberarse de su desasosiego cobarde y para no sentirse ellos en falta, te hacen cargar con su castración, maniobra indigna y repugnante donde las haya.
Desde esa rotunda enunciación, pronunciada por aquel hombre con tono grave y serio pero absolutamente natural, supo que sucedería lo que tenía que suceder, y que no pensaba oponerse a ello pues sentía una innegable atracción por alguien tan distinto, tan ajeno, pero tan asertivo; alguien de quien emanaba comodidad. Nada aparentemente conformaba un lenguaje común en ellos. Y eso era precisamente en este momento de su vida lo esencial, lo que más le atraía de la situación.
Helena sabía a través de sus sesiones de psicoterapia que el contacto corporal a veces le había dado un miedo oscuro aunque no fácilmente perceptible, pues parecía que temiera esa posibilidad ilimitada suya de goce que según Lacan, no es decible y encuentra difícilmente el cauce en tantas mujeres. Pero esta vez, Helena se dijo a sí misma que sí, que quería un cuerpo a cuerpo limpio, sin disfrazar la atracción física con nada que no fuera eso mismo, sin filosofías ni culturas, ni atuendos similares, ni lecturas, ni códigos compartidos. Que quería sentir la desnudez del otro cuerpo junto al suyo sin ningún mapa de ruta previo, sin interferencias. Y que quería sobrevivir al impacto del emerger de ese nuevo yo que llevaba tanto tiempo agazapado en su interior.
Escuchando MEMORIES en la radio del coche, una canción que le gusta mucho a pesar de la horrible cazadora que lleva puesta David Guetta en el videopclip,  pensó que lo que cantaba Kid Cudi era aplicable a ella en ese momento:
 
 
«I just wanna let it go for the night, /That would be the best therapy for me /… It’s gettin’ late but I dont mind», «quiero dejarme ir esta noche… se hace tarde pero no me importa».
 
Y así, cuando llegó a su destino y empujó la puerta sin pensarlo mucho, Helena, sofocada y nerviosa pero muy contenta le dijo simplemente, sonriendo, «Aquí estoy». Y ella notó, a pesar de su aspecto aparentemente serio y concentrado, la enorme alegría en sus ojos cuando la miró.
 
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Respuestas

  1. El poema de Ashbery me parece precioso porque explica de forma precisa el autorretrato del Parmigianino. La mano protegiéndose de las agresiones del exterior o la mano presta a ejercer una acción dirigida por la bella cabeza. Una acción que seguro es bondadosa.

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  2. El autor del cuadro pinta su mano reflejada en el espejo. La mano adelantada es la izquierda, no su derecha, en un juego engañoso; como en un juego de espejos. Ciertamente hay en su mirada una calma bondadosa y burlona que me atrae mucho. Creo que es así como debemos mirar la vida.
    Gracias por el comentario.

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  3. AHORA ES POR LOBO

    Todo ángel es terrible.

    Y estar muerto es doloroso,
    y lleno de recuperación, de modo que uno rastree
    lentamente un poco de eternidad. Pero todos los vivos
    cometen el mismo error de diferenciar demasiado
    tajantemente. Los ángeles (se dice) con frecuencia no
    sabrían si andan entre los vivos o entre los muertos.
    La corriente eterna arrastra siempre consigo todas
    las edades a través de las dos zonas y atruena sobre ambas.

    Rainer María Rilke

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  4. Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad.

    Rodolfo Walsh. Argentina, 1976

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  5. Nota de humor para Helena.

    Les Luthiers. Bolero de los Celos.

    Los Celos no son Cielos, por mucho que algunos se empeñen en quitarle la «i». Esto es humor, humor, humor y sólo humo.

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  6. Los lugares a salvo, como dice Helena, qué necesarios son.
    Las palabras que salvan

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  7. No se como he llegado hasta aquí, pero estoy. Son sorpresas de esta vida. Gracias. Todo es maravilloso. ¡Qué grande es internet! Permite descubrir sitios apasionantes, que ilustran y te hacen pensar. Gracias.

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  8. ERRORES: Gracias por tu generoso comentario! Saludos!!

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  9. He pasado rápidamente por este blog, espero poder volver porque me parece muy atractivo…hay forma de mantener el contacto?….

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  10. El problema del espejo convexo es la pared cóncava. Aun nos queda esperanza y el espíritu, mujer libre!

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  11. Gracias a ti, Marisol y a tu blog
    Casilda y los diletantes

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  12. El copón bendito¡ Qué bueno el poema, Marisol

    SOMOS

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